Diario de Keyes, la piloto
Uno de los miembros de la tripulación de Isabella me pidió reunirse conmigo en secreto. Parecía aterrado de lo que haría Isabella si se enterara... Acepté reunirme con él, y llevé conmigo a algunos miembros de mi tripulación, en caso de que el hombre tuviera la intención de hacerme daño.
Lo que me contó me resultó casi increíble. Me dio una lista de los hombres que había ejecutado Isabella y me explicó que la tripulación seguía a su lado no por lealtad, sino por miedo a lo que sucedería si Isabella descubría que intentaban escapar. Le dije que seguramente estaba exagerando, pero él me aseguró que no, y luego relató los castigos que Isabella había impuesto a los miembros de la tripulación que tildó de traidores.
Después, me preguntó si podía venir con nosotros y me dijo que, si estábamos de acuerdo, se escabulliría esa misma noche. Le dije que no tenía pensado irme, sino más bien invitar a Isabella a que viniera con nosotros, junto a toda su tripulación. Al escuchar esto, cayó presa del miedo y me dijo que nos retiráramos de inmediato y que cuánto más tiempo nos quedáramos más peligro corríamos.
Keyes, piloto en jefe de San Cristóbal