Diario de Keyes, la piloto
El hombre contó que la capitana Isabella había estado enferma durante el viaje... pero se mostró más preocupado por el prisionero que ella había traído abordo. “Un demonio encarnado”, así lo llamó, y se persignó al decir esta frase. El hombre estaba convencido de que el prisionero era una maldición y de que él había sido el responsable de los males que habían asediado el viaje. Le insistí para que diera más detalles, y dijo que el prisionero había hecho de guía... y nos había conducido a Aeternum a pedido de Isabella.
“Así es”, respondió el hombre. "Creo que él sabía cómo llegar aquí, pero no quería que todos llegáramos. Ha estado aquí antes, de eso no cabe duda. Pero no nos condujo aquí para conseguir azoth ni oro, ni siquiera para ayudarnos… nos trajo aquí por otro motivo, que no tuvo nada de ingenuidad".
Keyes, piloto en jefe de San Cristóbal