Una nota que parece que quedó guardada en un bolsillo durante algún tiempo.
Amigo:
Para cuando leas estas líneas, ya me habré ido. Pero ahora, espero que estén celebrando su victoria contra los corrompidos. Sirvan una última copa a mi nombre.
Hay algunos aspectos sobre ser un guardián de almas que no te he dicho. Al principio, no lo hice porque quería que te fueras. Pero, al cabo de un tiempo, no lo hice porque temía que sí te fueras.
Un guardián de almas nunca sabe cuándo llegará su fin. Es verdad que tal vez vivamos un poco más que el resto, pero, con el tiempo, sucumbiremos a una de las dos grandes fuerzas que reclaman cada alma de Aeternum: el azoth o la corrupción. Cuando llega el fin de un guardián de almas, es muy duro. Ponen en peligro a todas las personas a su alrededor. Un guardián de almas viejo como yo sufre ese miedo cada día de su vida.
No tolero la idea de hacerte daño y destruir lo que hemos construido juntos. Pensé en escabullirme muchas veces. Pero no soportaba irme. La esperanza, el coraje y el liderazgo que me mostraste... Esa fue mi debilidad.
Nunca creí que podría volver a ser parte de algo así. Estos últimos meses en los que reconstruimos los guardianes de almas fueron los más felices de mi vida. Así fue como supe que era momento de irme.
Seneca decía, "La vida, si está bien vivida, es suficientemente larga". Viví más que suficiente y no tengo miedo. Me iré a algún lugar alejado, donde no pueda dañar a nadie, y dejaré que el azoth se apodere de lo que queda de mi alma. A decir verdad, creo que sería un buen perdido. Tal vez, hasta pueda encontrar un lugar a la ribera de un río, para pescar.
Protege a los guardianes de almas.
Yonas