Debemos salvaguardar el flujo.
Aunque dediqué mi larga vida al flujo, confieso que no hay quietud en este lugar. La incansable marcha agita mis huesos y mis latidos como un tambor en el corazón. Aunque vine desde Aeternum por casualidad, empiezo a creer que llegué aquí a dominar la serenidad. ¿A vivir en armonía con un lugar en el que el tiempo se detuvo? ¿En el que la practicidad de la vida y la satisfacción del tiempo de calidad son irrelevantes? Ese es el verdadero desafío del camino.
Pero ahora, algo que no es del Dao llegó a esta tierra. Algo que busca corromper todo el equilibrio que el flujo de azoth ha tratado de mantener por una eternidad. Puedo oír su dolor y su ira que rugen en el espacio entre dimensiones, clamando una completitud que nunca obtendrá. La armonía no existe en esta hambre infinita.
La corrupción representa un final a todo lo bueno y natural de este mundo. El consumo de aquello a lo que el tiempo renunció y su perversión como una sed que no es posible saciar. Por lo tanto, contra esta perdición, debo convertirme en el río y asegurar su avance a contracorriente.
-Matsui O-fusa