La entrada de un diario perteneciente a un capitán, encontrada en ruinas en la Costa Madera Decolorada
Los perseguidores aún nos siguen el rastro, a dos puntos de popa. No se han acercado lo suficiente como para divisar el color de su bandera, pero, al no haber ningún otro barco en los alrededores, debo asumir que nos persiguen por algún motivo.
Pronto caerá la noche, y cambiará la dirección del viento. Apagaremos las luces para quedar completamente a oscuras y nos dejaremos llevar por el viento. Es un riesgo, pero no estamos preparados para librar una batalla. Nuestra única alternativa es huir.