Una página de un diario, traída hasta aquí por el viento
He encontrado algo. Se trata de una máquina que usaban los antiguos. La puse a prueba en los restos de Sarah. Al parecer, le quedaba una parte del alma, pero la máquina no dejó nada. Mientras la desataba, ella sonreía. Canturreaba. Parecía feliz.
Si un alma se puede arrebatar, también se puede conceder. Se puede transferir, almacenar y restaurar.
Descubriré cómo restaurar mi alma, aunque tenga que sacrificar a cada persona de Reekwater para lograrlo. La necesito más que ellos. Ellos tienen El Canto, pero yo no tengo nada.