Desde que llegó, Isabella no deja de sorprenderme. Quienquiera que sea su amo, sin duda sabe mucho acerca de esta condenada isla. Esa idea de sacar a las personas y ahogarlas cerca de la línea de tormentas… ¡Vaya! Eso sí que sirve para mantener a raya a la tripulación, mucho más que una golpiza o el exilio. Esta isla prohíbe las amenazas de ejecución, así que un buen capitán debe tener ingenio.
Nos ha invitado a todos a acompañarla en su viaje hacia el norte, en dirección a la Montaña Destruida, y de algún modo garantiza que estaremos sanos y salvos.
Por todo lo que me ha dicho… Quiero creerle. Este lugar es peligroso, incluso con una tripulación incondicional que te cuide las espaldas. Aliarse es nuestra única esperanza.
Mañana hablaré con los muchachos.