El capitán dice que debemos aliarnos con esa tal Isabella, la insolente que despedazó a Hans y al contramaestre. Aunque volvieron a la vida al instante, no les gustó para nada su actitud. Y, después de lo que pasó después, creo que a mí tampoco me agrada.
Sin duda es atractiva y lucha como un titán… pero hay algo en ella que no me convence. No estoy seguro, pero cuando observaba a los hombres, tenía una mirada extraña… La única vez que vi una mirada así fue cuando conocí a un hombre que no había comido desde hacía una semana y que estaba por comer un poco de engrudo.
Ella me miró. Sentí que la cabeza se me enviciaba, como si acabara de aprovisionarme con una quinta parte de las reservas privadas del capitán. Apartó la mirada, y todo terminó.
Si el capitán decide seguir adelante con esto, quizás deba escabullirme y ver cuántos otros quieren seguirme. Si eso no funciona, quizás tenga que tomar cartas en el asunto. - Salvatore