No veo demasiado bien en la oscuridad. No quería venir hasta aquí, pero mis piernas de Judas me han traído igualmente. Canturreaba. ¡Casi puedo oírlo! No puedo evitar bambolearme. Voy a dejar el diario aquí, en el borde del bosque. Solo un rato. A lo mejor consigo verla.
Si tarareo, oigo sus palabras. La cadencia hace surgir versos en mis labios.