Una página vieja hallada en una cabaña en Windsward.
El poder elige a quienes considera dignos. Eso es lo que mi abuela me enseñó. Por eso me llamaba Kabir, que en su lengua materna significa "grande". Era persa, como yo, y me envió con los druidas con la esperanza de que algún día el Poder me encontraría.
Nunca lo hizo.
El poder de los druidas los hacía fuertes, pero cualquier dios de la sabiduría o la bondad se daría cuenta que eran deficientes. Como no me consideraron digno para ser parte de la orden, me pusieron a lavar sus capas, cocinar sus comidas y mantener sus fogatas a cambio de sobras y un lugar donde dormir. A cambio, me dieron un nuevo nombre: chico de barro.
"Mírate, no puedes ni quitarte las cenizas de una hoguera del cuerpo" decían para burlarse.
La risa de Duncan, el más anciano, siempre se escuchaba por encima de las demás. Así que me aseguré de que el primero en gritar fuera <i>él</i>.