Querida madre:
Confío en que me vigilas desde el cielo, pues no puedo creer mi buena fortuna. Apenas me atrevo a decirlo en voz alta, pero ¡hice una amiga! Es una compañera del enclave aquí en el bosque.
Desde que te fuiste y los druidas me trajeron a este lugar, he estado retraída. Me centré en mis estudios sobre la naturaleza, sobre esta tierra y sus espíritus. Pero madre, mi dulce madre, no sabes lo sola que me he sentido en este lugar.
¡Pero hoy la conocí! Se llama Millicent, ¡y ya somos como uña y carne! Es tan dulce como una princesa y tan gentil como el sol. Seguramente notó lo sola que me sentía, pues me sonrió desde el primer momento. Tiene grandes ojos azules que brillan como las estrellas en el cielo y una ancha sonrisa.
¡Ah, mi querida amiga nueva! ¡Tu encuentro se siente como una cálida bienvenida! ¡Pronto seremos druidas y protegeremos este lugar juntas!
¡Ay, madre! ¡Mi querida madre! ¡Hasta pronto!
-Tu Nessa