La vida en medio de la corrupción

Los otros pescadores expertos dicen que sufro de “paranoia” y que soy “proclive a inventar conspiraciones”, pero no son ellos los que optaron por vivir a lado de una montaña cuya mitad flota. No tienen idea de lo que implica pescar en estas aguas y atrapar peces cada vez más pequeños y débiles, según el nivel de corrupción de las aguas. No me cabe ni la menor duda de que no es por mi habilidad para la pesca ni por mis señuelos que atraigo a estos peces pequeños, sino por las aguas en sí, que elucubran en mi contra. Sigo haciendo todo lo posible por sobrevivir aquí con mis humildes pescados, y cada tanto me reúno con los Greyjacks para hablar sobre cómo podemos hacer para limpiar las aguas. Incluso ellos piensan que exagero. La vida cerca de la corona de Aeternum es un suplicio sin fin, y la insidiosa marea roja empeora las cosas.