Ausencia

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Y entonces, se hizo el vacío…

Cuando el guardián de almas e Isabella se encontraban arrodillados cara a cara, hubo un silencio como jamás había sentido. Me recordó a la primera vez que di una comunión sagrada: era el silencioso reconocimiento del amor divino. Pero el momento acabó de forma abrupta. Aquí, en este vil lugar, ese silencio se rompió para siempre. Se ha consumado, y la tumba está vacía… pero ella no está aquí. Ella no está aquí. Ella no está aquí. No hay redención. - Russo