El Viejo Mundo era ordenado, y esta tierra de Aeternum, nueva y extraña, es caos primordial y puro. Los cinco elementos (madera, metal, fuego, agua, tierra) están presentes en Aeternum, pero su esencia no es la misma. Aquí hay plantas hechas de espíritu o de corrientes de aire. O, más curiosamente, de vida y muerte.
Conozco la fuerza divina que ordenó a mi venerada emperatriz Zhou, pero en esta isla hay otras fuerzas extrañas y oscuras en juego. Tantas que a veces pierdo de vista lo que conocía. La turbia fuerza carmesí de la corrupción es la más aterradora.
Me pregunto cuánto tiempo más podrá permanecer impávida nuestra gente ante tal agitación.
– ZL