El nivel del agua alrededor de la casa ha estado elevándose sin prisa pero sin pausa. Veo las nubes oscuras e hinchadas a la distancia, listas para dejar caer su lluvia sobre nosotros otra vez. Pero temo que la casa no resista. Hemos despejado el suelo y apilado los muebles, pero ahora el agua cerca nuestra humilde choza. ¿Acaso este es nuestro castigo por seguir a la emperatriz? Nos mantenemos juntos y rogamos que el agua se retire. Solo nos restan las plegarias.
– Yang