Ahora las olas rompen en el lugar en donde solía estar mi casa. Nunca la consideré mi hogar, no después de huir de nuestro país en el Viejo Mundo, pero sí me daba descanso. La echaré mucho de menos.
Nuestra desdicha no es nada comparada con la de nuestros vecinos, los Chen. La inundación fue tan repentina que vi cómo el padre de familia era arrastrado por un torrente de agua en un abrir y cerrar de ojos. Todavía no encuentran el cuerpo.
La emperatriz promete que nos recuperaremos. Tiene un plan para llevarnos a una gloria mayor que la de nuestro reino en el Viejo Mundo. Aquí, a la orilla de la mugre y el agua traidora, no veo cómo sea eso posible.
– Yang