He oído que toda nuestra isla, Aeternum, es una cárcel. Que, si fuese una opción irse, nadie viviría aquí. Pero la vida sigue, sin importar si eliges vivirla o no. Incluso aquellos que caen en la desesperación y piensan en acabar con su sufrimiento no logran escapar de estas costas.
Por lo tanto, aquí, más que nunca, es importante elegir la vida. La verdadera humildad es conocer los límites de tu capacidad y elegir hacer el bien dentro de lo posible. Queda mucha vida por delante y, si aceptas tu destino, incluso podría valer la pena vivir para ti y para otros. Hay un largo camino hacia la eternidad, y es importante afrontarlo y hacer lo que te corresponde. La otra opción es un destino más terrible, encerrarse por siempre en un círculo de sufrimiento infinito, viendo ese mismo sufrimiento en los demás.