La vida es cambio. Incluso en un lugar eterno, en donde el final no es el fin, también lo es. Cada día, al apoyar tu cabeza sobre la almohada, no serás la misma persona que despertó esa mañana. Y esto aplica tanto para nosotros como para la naturaleza. Puesto que todas las cosas están dispuestas en un dinamismo que nunca para y siempre cambia. La naturaleza y el estado de estas fuerzas elementales se conforma así:
Madera: crecimiento, ascenso, desarrollo, expansión.
Fuego: energía, acción, inspiración, ambición.
Tierra: transformación, conversión, cambio.
Metal: hundimiento, contracción, deterioro.
Agua: contemplación, consideración, serenidad.
Somos muchas cosas antes de volvernos como agua, y luego, de la serenidad, aprendemos cómo crecer para alcanzar nuestro máximo potencial.