Escucha, Zhang. Nadie dijo que tenías que lucirte con tu danza. Llo único que tenías que hacer era danzar con el incienso para eliminar adecuadamente las impurezas del santuario. ¿Crees que tienes un aspecto estúpido? Me da igual.
Sabré si lo haces sin danzar, ¡todos lo sabremos! Aguántate y comienza a mover esas caderas, ¡esto es por la seguridad y devoción de nuestra emperatriz!
– Long