En Maldición de Guerra
La leyenda que hizo zarpar miles de barcos… Muchísimos se han estrellado contra estas costas en busca de azoth, y ahora sus tripulaciones están condenadas a vivir en esta isla…
Aunque quizás no estén vivos realmente. Sus almas, desgarradas, no se encuentran en sus cuerpos. Ahora residen en la playa, en una neblina azul.
Mi deber es proteger a las gentes de Mourningdale de esas almas. Mi deber es mantenernos a salvo. Entonces, solo observé.
– Antonio Guerra
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