En la casa del culto de Núñez
Unas cuantas visiones falsas, unas pocas palabras proféticas y hablar en un idioma inventado parece que causa furor. Los misionarios y sus seguidores están empezando a obedecer. Les hablo de las estatuas raras y del oro de la isla, y prácticamente me entierran en el oro que tienen. Estoy haciendo que lo conviertan en medallones. Así, cuando salga de esta roca dejada de la mano de Dios, tendré un buen colchón. Lo único que tengo que hacer es vigilar de cerca a estos bobalicones. Un error y esta farsa se termina.