La guía de una madre
Hay muchas cañas de pescar con las que se pueden lograr resultados increíbles, pero ninguna podrá superar jamás a la de mi madre. La conservo, a la caña, claro, en excelentes condiciones, y hago todo lo posible por no morir cuando la llevo conmigo. Ha estado a mi lado en mis incontables caminatas desde el asentamiento y hasta mis sitios de pesca y ha sido una compañera fiel e incansable.
Mi madre se marchitó hace mucho tiempo, pero lo último que me obsequió fue la caña de pescar que había usado para “atrapar” a mi padre en el Viejo Mundo. El vínculo de mis padres era inquebrantable y se había forjado pescando. Cuando mi madre y yo llegamos a Aeternum después de la muerte de mi padre, ella no volvió a ser la misma de antes y se fue perdiendo a sí misma tras morir una y otra vez. Se puso a sí misma en situaciones peligrosas adrede y murió más veces de las que pude salvarla. Ahora no dice más que patrañas y forma parte de los marchitados. Todo lo que me queda de mis padres es esta caña, y la cuido mucho.
De todas formas, supongo que esto no te importará, ¿no es así, Davies? No, creo que mejor no enviaré esta carta.
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