Ha pagado un gran precio...
Hay días en los que el amor que le tengo a mi hermano se siente como una pesada carga. Hoy es uno de ellos.
Le advertí que se metía con fuerzas más allá de su entendimiento. Que no estaría listo cuando se dieran cuenta de su curiosidad y comenzaran a escudriñarlo a cambio. Ahora parece que creía que mis advertencias no eran en vano y aun así decidió continuar.
Sabía que se precipitaba directo a su perdición, por lo que tomó ciertas precauciones. De la índole más insensata posible. ¿Preparar un ritual que le arrancara su propia alma? Una absoluta locura. Incluso si hubiera podido asegurarse de que la inactividad traería más consecuencias, no hay forma en la que pudiera anticipar el costo a su ser.
Y, por lo tanto, henos aquí, buscando lo que quedó de él. Aunque lográramos descubrir en dónde yace, no existe garantía que quede algo que encontrar. Aun así, mi búsqueda continúa. Los vínculos de sangre son profundos y detesto admitir que en verdad no me siento completa sin él.