El precio de la soberbia.
Mi hermano nos dejó una pesada carga. Parece que la corrupción se propaga no solo a través de la mente y el cuerpo, sino también mediante instrumentos y trampas de su poder. Su vara, un artefacto con un gran potencial mágico, está tan infectado como una herida en descomposición.
Mas esta herida tiene oscuras motivaciones. Un anhelo. Desea regresar a los agentes de la corrupción y traer con ella la destrucción que mi hermano le prometió cuando había perdido su mente. Entonces, en esta cosa que abandonó yace su transgresión.
Así que debemos elegir. Puedo adueñarme de su vara contaminada y rezar para que sus tentaciones cesen por toda la eternidad. Pero esto pediría de mí una voluntad y decisión aún mayores que las de mi hermano caído. Es un disparate de gran magnitud. O bien, puedo optar por un sacrificio de las energías naturales de este lugar para retirar el veneno de su artefacto.
Aunque me desagrada, parece que el destino fuerza mi mano. Solo puedo esperar que este acto cobarde se justifique al darle vuelta al reloj de arena. Y que la salvación de Aeternum y su gente justifique la contaminación de esta tierra y de su vida mágica.