¡No es más que un recuerdo!
¡Maldito sea el día en el que descubrí lo que es el amor!
Mi querida Catalina y yo estamos hechos el uno para el otro. Incluso en este lugar de horror y enemigos antinaturales, teníamos todo lo que necesitamos para soportar una eternidad de luchas. El amor. Amor eterno. Amor sin fin. Pero ella ya no está y estoy solo. Ay, es una calamidad que tan oscuro destino se ciñera sobre mí. Pues fueron más de cien años los que deambulamos juntos en esta tierra. Quien no me conociera, diría que soy afortunado por eso. Pero no es así, pues ahora, cada brizna de hierba, cada roca o árbol y cada cielo nocturno me recuerda a sus ojos negros y su brillante sonrisa.
¡No es más que un recuerdo! Si no fuera inmortal, buscaría sin dudar el alivio del ahogamiento. Y heme aquí, sin siquiera el silencio de la muerte para consolarme. Ahora solo ruego para que las fuerzas oscuras que asedian este lugar triunfen y lo hagan pronto. Quizá, cuando todo termine, el tormento infinito de esta lúgubre existencia cese por fin y no me moleste más.
– Babak Rahbar