Una inscripción en una placa erosionada y oculta tras unas vides.
En memoria de Reys Vachan, Guardián del alma y servidor devoto de la orden. No mostró orgullo ni ambición en nuestro deber sagrado. Entregó voluntariamente todo lo que se requería, y mucho de lo que no. Gracias a su ejemplo, otros aceptaron nuestro propósito superior. Que su sacrificio sea una lección para quienes lo sucedan.