Aunque hemos sufrido mucho, y hemos perdido el puente, aún guardo esperanzas de que un día logremos echar a los corrompidos de su terraplén.
Aún recuerdo lo maravillado que me sentí la primera vez que vi el puente que cruzaba el Gran Surco. Si se necesitaban pruebas de la habilidad arquitectónica de quienes nos precedieron, el puente apaciguó todas las dudas. Es una hazaña de la ingeniería, podría decirse que compite con las maravillas de Europa y el Este. Si tan solo otros pudieran verlo.
Inspeccioné el puente, primero cuando llegué y más adelante desde cierta distancia. Nos despedimos con gran tristeza, debíamos retirarnos, pero el resto de los colonos y yo… era demasiado peligroso permanecer bajo su sombra.
– D. Prieto, ingeniero de Queensport
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