No son los animales que traje con nosotros en La Renommée lo que me interesa, ni los ciervos o lobos de la isla, a pesar de su gran tamaño y ferocidad, sino las bestias nativas de Aeternum. Me temo que me llevará toda la vida, y tal vez varias vidas, verlos a todos. Aun así, mi curiosidad no me permite permanecer ociosa. Hasta el recuerdo de Jacques se ha desvanecido, arrastrado por la tormenta al igual que su cuerpo. Quizás haya sido para bien, porque si hubiese sobrevivido, la vida habría sido muy diferente.
He tenido una oportunidad con la que muchos han soñado: explorar la isla y ver lo que crece aquí.
– Renée Marie Cartier