Encontrado en el templo de Shu
De los nueve que partimos en este peregrinaje, solo quedamos siete. Perdimos a uno en un ancho y profundo abismo. Esperamos tres días, pero nunca regresó. Otro par entró en una disputa interminable, hasta que uno desenvainó su espada contra el otro.
Kollauthis dice que es lo normal, que la presión de un arduo y largo peregrinaje pone a prueba el alma y saca a la luz el verdadero carácter de uno mismo. Yo digo que es por el calor y el viento, sin mencionar las ruinas derruidas. Uno pensaría que los dioses cuidarían mejor de sus propios templos.