Pergamino de peregrinaje, parte 2
La pontífice Charmion ha caído en una especie de delirio. Ni duerme ni come. Solo camina frente a la entrada de la Enéada con los ojos abiertos y mirando fijo.
Cuando me ofrecí a aliviar su tormento con oraciones, comenzó a gritarme. “No conoces nada más allá de la tinta de tus pergaminos. Los dioses son mucho más que meras imágenes y palabras”.
Abrí mi boca para protestar ante su blasfemia, pero siguió hablando como si yo no estuviera allí. “<i>Encontraremos</i> nuestro camino. <i>Encontraremos</i> a nuestros dioses”. La abandoné así, hablando solo con el viento del desierto.