Exiliado de la gloria de mis ancestros…
El gran faraón nos llamó al hogar, pero ¿ahora nos prohíbe los lugares sagrados de nuestra herencia? ¿Cómo puede ser? Los dioses del Nilo moraron antaño en esta tierra sacra junto a los elegidos de entre sus fieles. ¿Puede ser que nos hayan abandonado? ¿Que nos den la bienvenida en casa, en la gran ciudad de nuestros ancestros, pero nos prohíban rendirles tributo? No. No puede ser. No debe ser.
Mis antepasados eran leales a Sutekh, que conquistó la muerte y trajo inmortalidad a su gente. ¿Por qué lo haría, si no era para asegurarse de que le veneráramos para siempre? Los lugares sagrados de nuestros predecesores deben ser restaurados y sus artefactos sagrados recuperados. Si no, los dioses volverán a abandonarnos y desperdigarán a su gente desgraciada de nuevo por las arenas.