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Había un oficial de Queensport en el puesto de avanzada del pantano. Aproveché la oportunidad para poner a prueba sus convicciones, aunque de una forma circular. Respondió con honestidad, incluso estuvo en desacuerdo conmigo cuando afirmé que los corrompidos en el pantano no nos daban tantos problemas.
"No pretendo decirle a nadie cómo debe vivir su vida, pero los corrompidos no dejan vivir a nadie: se aprovechan de ellos, y son como una plaga de langostas. Donde hay uno, definitivamente hay otros. Por este motivo, decidimos conformar la unión en Queensport".
Le pregunté si en Queensport considerarían "rebajarse" a ayudar a la gente sencilla del pantano, y se puso más serio todavía. "Debemos ayudarnos mutuamente. Incluso si no formara parte de la unión de Queensport, es el deber de todas las almas vivientes en Aeternum. La isla es un regalo, pero eso no significa que no debamos luchar por ella".
El hombre se llamaba Rutherford. Le pedí que hablara con la compañía del tejedor y aceptó. Qué saldrá de eso, no lo sé.