Es como una obsesión, o quizás un hueso duro de roer. Sigo en busca del salvaje. Lo he visto solo por breves instantes. Siempre se muestra huidizo. Se mueve como una pantera y corre más rápido que un ciervo. Las bestias y los pájaros no le tienen miedo. Incluso las criaturas terrestres enojadas parecen ignorarlo.
Nunca logro verlo más que por un breve instante. Siempre se percata de mi presencia. Oye el crujido de cada rama, el roce de cada hoja. Sospecho que puede oler mi aliento y saber lo que he tomado la noche anterior.