De un diario sobre observaciones festivas
Es esa época. Suelo saberlo antes, justo antes de los cielos grises y la nieve. Las viejas heridas de guerra me duelen un poco más.
Mucha gente ya está colocando sus adornos, toques de color en la penumbra invernal. Me uniré a ellos. Según las historias, lo hacemos para apaciguar al caminante invernal y que siga mostrando su lado alegre. Evitamos el castigo de su otro lado. ¿Las historias son ciertas? No lo sé con certeza. Lo que sí sé es que para superar un invierno duro, hay que procurar el calor y la alegría. ¿Por qué no beber? ¿Por qué no bailar? ¿Por qué no colocar decoraciones festivas?