San Cristóbal

No sé a dónde nos guía la capitana Isabella, pero, según los términos de mi contrato, debo seguir sus órdenes. Isabella me convocó por mi habilidad como navegante y piloto y, si bien no confío del todo en ella (muy por el contrario), ha sido de gran ayuda para mi familia y mis hijos, y para mí también. Al principio, los miembros de la tripulación no sabían cómo reaccionar ante mí, pero, después de conocer mis habilidades, la mayoría cambió de parecer. Muchos se convirtieron en mis amigos. No les digo que levamos anclas en busca de una mentira, si es que el azoth en verdad lo es. Isabella cree que no lo es, y si debo dejar de ser supersticiosa por un tiempo, lo haré. – Keyes, piloto en jefe de San Cristóbal