¡Vivo!

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Esta carta está descolorida por el tiempo

Día 1 - Lo he logrado, y aunque este trozo de carbón no es la pluma ideal y tuve que esperar a que estos libros se secaran para poder usarlos, le agradezco a Dios por ambas cosas. Cuando salí disparado de la cubierta de Santa María, pensé que era el fin... pero, por la mañana, la marea me despertó, ¡y me vi sano y salvo en una costa extraña! He escapado de los azotes y de la maldición de la capitana Isabella y de ese prisionero suyo que se comporta cual perro mugroso que no dice más que patrañas. Ese ser inmundo que se dice hombre nos llevó a nuestra perdición, ¡y aun así yo he despertado en un paraíso! En la isla, hay bellas tierras que se extienden hasta donde el ojo humano alcanza a ver y, según creo, hay también estructuras, si bien desconozco las marcas. Ojalá la capitana Isabella se haya ahogado bajo las olas junto a su mugroso prisionero. Aun así, espero que el resto de la tripulación haya llegado a la costa, al igual que yo. – A. Damas